Dous grandes terremotos ocorridos no mes de abril pasado, sírvennos para profundizar no concepto da "tectónica de placas".
Alicia Rivera, “El planeta tierra se fractura”, El País, 3 de outubro de 2012
El 11 de abril de este año se registraron dos grandes
terremotos de magnitud 8.7 y 8.2 en el océano Índico, al suroeste de Sumatra.
Tembló la tierra desde Australia hasta India y el sureste asiático y murieron
dos personas y otras ocho fallecieron por ataques cardíacos. Fueron muy pocas
víctimas y daños en comparación con la tremenda catástrofe del terremoto de
2004 en la región, cuando el tsunami desencadenado se cobró miles de vidas.
Pero no pasó desapercibido para los científicos: fue un gran acontecimiento en
la historia de la Tierra, algo excepcional, porque esos sismos se debieron a un
proceso de fractura de una de las grandes placas tectónicas (la
Indoaustraliana) que forman la corteza terrestre.
En realidad, el terremoto de 8.7 respondió a cuatro fracturas
en el interior de la placa, tres de ellas paralelas entre sí y una cuarta
perpendicular a ellas, formando en su conjunto una falla en escalón. El proceso
duró dos minutos y 40 segundos y fue seguido dos horas después por otro
terremoto de magnitud 8.2. La zona de rotura se situó a unos centenares de
kilómetros de la costa occidental de Sumatra y en pleno mar. Se rompió el fondo
del océano. Los terremotos dieron lugar a lo que los expertos denominan
desgarros de placa.
“El del pasado
11 de abril es probablemente el mayor terremoto de desgarre que se ha
registrado con sismógrafos”, dicen los investigadores de la Universidad de
California, Santa Cruz (UCSC), autores de uno de los tres artículos sobre este
acontecimiento geofísico publicados en el último número de la revista Nature.
“Nunca hemos
visto un terremoto así, ya que forma parte del complejo proceso de fractura de
una placa” dice Keith Koper, científico de la Universidad de Utah (EE UU) y
coautor de unos de los artículos mencionados. “Ahora [abril de 2012] lo que
vemos es la separación de la placa Indoaustraliana en dos placas”, añade Thorne
Lay (UCSC). Pero es una red de fracturas compleja no una rotura limpia,
concluyen los investigadores.
Es probablemente el mayor seísmo de desgarro registrado con
sismógrafos
La litosfera terrestre, es decir, los 100 primeros
kilómetros que incluyen la corteza y la parte superior del manto, está dividida
en una docena de grandes placas rígidas de distintos tamaños y formas que
descansan sobre el manto terrestre semifluido. Las placas chocan entre sí, se
separan, se montan una sobre otra, se deforman y originan cordilleras, se
deslizan en sus bordes... y las zonas del planeta donde acontecen estos
procesos dinámicos en las fronteras entre placas son especialmente susceptibles
de sufrir terremotos y vulcanismo. Cuando una de estas grandes piezas de la
litosfera está presionando sobre otra, se van acumulando tensiones que se
liberan provocando grandes seísmos.
“Desde el punto
de vista tectónico, los dos terremotos de abril manifiestan un proceso de
rotura en el interior de la placa Indoaustraliana y la creación de un nuevo
borde de placa en el que las partes correspondientes a India y Australia se
separan entre sí”, explica Miguel Herraiz, catedrático de Física de la Tierra y
director del departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica I,
de la Universidad Complutense de Madrid. “Algo así sucede constantemente en el
planeta con una escala temporal de centenares de miles de años, pero esta vez
se ha podido observar el inicio de la formación de un nuevo límite entre placas
en directo y con instrumentación adecuada para estudiarlo”, comenta este
especialista.
Ese proceso tectónico, indican Matthias Desescluse (CNRS
francés) y sus colegas en su artículo de Nature, forma parte de la continua
deformación entre placas que está registrándose en la zona. Así, el terremoto
del pasado abril seguramente se disparó, al menos en parte, por los cambios
generados en la tensión de las placas en la zona debido al catastrófico sismo
de magnitud 9.1 del 26 de diciembre de 2004, que desencadenó el pavoroso
tsunami que mató a casi 230.000 personas en la región del Índico.
Los sismos del pasado abril fueron de magnitudes inferiores
al de hace ocho años, pero también muy importantes. ¿Por qué no desencadenaron
ninguna ola gigante? Sí que causaron tsunamis estos terremotos, puntualizan los
científicos, pero pequeños (el mayor registrado fue de unos 30 centímetros de
altura). Esto se debe, explican los expertos, a que la fractura de la placa
bajo el fondo marino en abril de este año fue de desgarre y, por tanto, con
desplazamiento predominantemente horizontal, mientras que, en 2004, se produjo
un pronunciado escalonamiento de placas y, al hundirse el fondo marino, se
originaron las olas gigantescas de largo alcance.
Sin embargo, esos terremotos tuvieron otro tipo de efecto
lejano, e insólito para los expertos: parece ser que activó sísmicamente otra
falla, un borde de contacto entre placas, a miles de kilómetros de distancia,
en California, explican Fred Pollitz (del Servicio Geológico de EE UU) y sus
colegas.
Cuando se produce un terremoto se queda todo el planeta
vibrando durante un tiempo, “y estudiando esas vibraciones podemos conocer la
estructura interna de la Tierra”, apunta Herraiz. Pero en los días posteriores
al terremoto de abril de este año en el Índico, fue especialmente notable la
cantidad de sismos importantes (hasta magnitud 7) alejados del epicentro (a más
de 1.500 kilómetros) y los científicos sospechan que, al menos en el caso de
California, se debió a la activación de una falla allí por efecto de la
fractura de placa registrada al otro lado del mundo.
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