Fotograma do filme El bosque animado, sentirás su magia
É un
clásico falar de paisaxe e literatura. Moitas son as autoras e os autores que convertiron
a paisaxe en protagonista das súas obras. Aquí tes unha escolma que non ningún
criterio de selección.
Wenceslao
Fernández Flórez escribiu un precioso libro, El bosque animado, que comeza cunha descrición sobre a fraga de
Cecebre, hoxe moi reducida en extensión pola acción do ser humano:
“La fraga es un tapiz de vida apretado contra las arrugas de
la tierra; en sus cuevas se hunde; en sus cerros se eleva, en sus llanos se
iguala. Es toda vida: una legua, dos leguas de vida entretejida, cardada, sin
agujeros, como una manta fuerte y nueva, de tanto espesor como el que puede
medirse desde lo hondo de la guarida del raposo hasta la punta del pino más
alto. ¡Señor, si no veis que vida en torno! Donde fijáis vuestra mirada
divisáis ramas estremecidas, troncos recios, verdor: donde fijáis vuestro pie
dobláis hierbas que después procuran reincorporarse con el apocado esfuerzo
doloroso de hombrecillos desriñonados; donde llevéis vuestra presencia habrá un
sobresalto más o menos perceptible de seres que huyen entre el follaje, de
alimañas que se refugian en el tojal, de insectos que se deslizan entre
vuestros zapatos, con la prisa de todas sus patitas entorpecidas por los
obstáculos de aquella selva virgen que para ellos representan los musgos, las
zarzas, los brezos, los helechos. El corazón de la tierra siente sobre sí este
hervor y este abrigo, y se regocija” (Wenceslao Fernández Flórez, El bosque animado, Madrid, Espasa Calpe,
1995, páx. 39)
O
cineasta José Luis Cuerda dirixiu en 1987 unha bonita película, El bosque animado, inspirada na novela e
que recibiu cinco Goyas; o libro volveu ser levado ao cine, en banda deseñada,
por Ángel de la Cruz e Manolo Gómez (2001), cinta que obtivo dous premios Goya: El bosque animado, sentirás su magia.
Rosalía de Castro escribiu moitos poemas nos que manifestou a súa relación coa súa paisaxe. Adiós
ríos é un deles, musicado polo cantautor berciano Amancio Prada:
Adiós
ríos, adiós fontes
Adiós
ríos, adiós fontes
adiós,
regatos pequenos;
adiós,
vista dos meus ollos,
non
sei cándo nos veremos.
Miña
terra, miña terra,
terra
donde m’eu criei,
hortiña
que quero tanto,
figueiriñas
que prantei.
Prados,
ríos, arboredas,
pinares
que move o vento,
paxariños
piadores,
Muiño
dos castañares,
noites
craras do luar,
campaniñas
timbradoiras
da
igrexiña do lugar.
Terra moura das montañas!
boa terra que das auga
e teis auga nas entrañas
“Un centenar de metros más lejos, los cortijos comieznan a
esparcirse. A las huertas embardadas suceden los alijares y las ramblas
arenosas y desérticas. La vegetación se reduce a su expresión más mínima:
chumberas, pitas, algún que otro olivo retorcido y enano. A la derecha, la
llanura se extiende hasta los médanos del golfo, difuminada por la calina. Los
atajos rastrean el pedregal y se pierden entre las zarzas y matorrales,
chamuscados y espinosos. Las nubes coronan las sierras del Cabo de Gata. En el
horizonte, el mar es sólo una franja de plomo derretido” (Juan Goytisolo,
Campos de Níjar, 1959).
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